lunes, 30 de enero de 2012

“El escondite de Grisha”, de Ismael Martínez Biurrun .-

“Sé que existe un miedo ancestral a la oscuridad.  Que un silencio demasiado largo es un vientre hinchado de futuros sobresaltos.  Y sé que la noche tiene un puñado de trucos mágicos para hacer que los hombres se sientan desprotegidos, disminuidos.”

El escondite de Grisha.  Ismael Martínez Biurrun.  Editorial Salto de Página, Madrid 2011.  Novela.  256 páginas.  18,50 €

Ismael Martínez Biurrun es un hombre tranquilo que escribe historias fantásticas tan cercanas a la realidad que producen desasosiego.  Con un gran control del lenguaje y de la narración, nos presenta una obra rica en matices emocionales que van más allá del género fantástico, y del thriller.  Novela dura, arriesgada, de personajes al límite que huyen de sí mismos sin saber que en el fondo lo que inician es una carrera por ordenar sus instintos, sus propias vidas.  Misterio e intriga policial se dan la mano en esta magnífica escapada (como si de una road movie se tratara) hasta los mismísimos tuétanos de la radiactiva y contaminada Chernóbil.

La novela nos cuenta la historia de Olmo, un hombre solitario y gris, marcado por un pasado bastante borroso, y que es incapaz de definir sus propios sentimientos.  Huyendo de ese pasado, comienza a trabajar en una biblioteca pública, donde espera volver a reordenar su vida.  Pero nada más lejos de lo esperado pues allí conoce a un singular e introvertido niño de diez años llamado Grisha, que pronto atrae su atención: siempre solo, alejado del resto de niños, y que de manera repentina y con los ojos cerrados, escribe sobre su cuaderno en extraños caracteres cirílicos lo que parece ser el diario de otro niño que no conoce.  Olmo no contaba con volver a verse reflejado en la mirada dura de un niño, y no puede evitar convertirse en su protector.
Grisha es un niño ucraniano adoptado, dos veces huérfano, y que ahora bajo la protección de un allegado familiar con turbios negocios, ha aprendido a protegerse por sí solo y a esconder sus secretos.  La sombra de los malos tratos hace que Olmo intervenga en su trayectoria.  De ese encuentro, y del asesinato que juntos cometen, surge un viaje de redención, una huída hacia delante en busca de respuestas que creen posible encontrar en la profunda Ucrania, donde Grisha podrá localizar a sus verdaderos padres.

El autor ha levantado una inquietante historia, dramática, sobrecogedora, dónde los personajes por el mismo hecho de ser atípicos, se nos hacen cercanos e identificables tanto en sus fuerzas como en sus debilidades.  Biurrun ha desarrollado un ejercicio narrativo encomiable a fuerza de intensidad, donde el lenguaje sin ser complejo ni rebuscado, fluye armonioso, imaginativo y poético.  El tiempo presente en boca de Olmo como narrador de la historia, nos da sensación de inmediatez y de agilidad, haciendo que los lectores nos sintamos más cerca de los conflictos que lastran al protagonista.

Es un verdadero deleite ir pasando las páginas de este libro, un perfecto regalo para el lector ávido de sensaciones, de metáforas, de espectros y de experiencias psicológicas, de bellas imágenes y de recónditas identidades.  Los elementos fantásticos que trabaja el autor se convierten en exclusivas herramientas que permiten adentrarnos en la mente del personaje.  Los aspectos del thriller mantienen la tensión narrativa hasta resolver la trama.  Las reflexiones del narrador nos abren al profundo abismo de las carencias.  En definitiva, el autor nos demuestra sobradamente su capacidad para mezclar géneros rompiendo los esquemas que los delimitan, para hacer una escritura de calidad, para practicar una literatura de riesgo de la que se ha convertido en referente obligado.

Ismael Martínez Biurrun (Pamplona, 1972) es licenciado en Periodismo y trabajó como guionista antes de dedicarse en exclusiva a la escritura. Ha publicado las novelas Infierno nevado (Equipo Sirius2006), Rojo alma, negro sombra (451 Editores, Premio Celsius de la Semana Negra de Gijón a la mejor obra fantástica de 2009 y Premio Nocte de la Asociación Española de Escritores de Terror) y Mujer abrazada a un cuervo (Salto de Página, 2010), con la que obtuvo de nuevo el Premio Celsius en 2011. Ha participado con sus relatos en las antologías Visiones (AEFCFT, 2006), Hombre Lobo (451 editores, 2008) y Aquelarre. Antología del cuento de terror español actual (Salto de Página, 2010).

Publicado en Culturamas.

viernes, 20 de enero de 2012

Domingo Villar, profeta en su tierra… y fuera de ella .-

Domingo Villar es uno de nuestros escritores de novela negra más destacados y valorados, tanto a nivel nacional como internacional.  A su serie del inspector Leo Caldas, que no puede haber entrado con mejor pie en el mundo editorial, le van llegando los reconocimientos uno tras otro.  En nuestro país sus novelas ya obtuvieron varios galardones, y ahora que se están traduciendo a otros idiomas, es cuando también empiezan a ser consideradas fuera de nuestras fronteras.  Es de agradecer, que tras tanta novela escandinava, nórdica o báltica, un autor español inicie como si de la ruta de los salmones se tratase, una lucha a contracorriente por ocupar un lugar en el horizonte literario de la novela de intriga.  Ojos de agua y La playa de los ahogados son los dos títulos que hasta el momento la editorial Siruela ha publicado, y de los que ya se cuentan varias ediciones.


D. Villar. Foto © Beatriz Lozano / Siruela.
Villar nació en Vigo el año 1971 y es uno de esos gallegos emigrados a Madrid que no se olvida de su tierra, de hecho, los personajes de sus novelas se mueven, investigan y resuelven por tierras gallegas.  Ligado desde niño al mundo del vino, es desde hace años crítico gastronómico en una emisora de radio nacional y colaborador habitual en diversas publicaciones escritas.  También ha ejercido como guionista de cine y televisión.  Pero lo que claramente le ha dado a conocer han sido sus novelas.  Literatura escrita con tranquilidad y talento, que habla de lo cotidiano sin enredar al lector en inexplicables galimatías.  El autor muestra con cercanía y humor a unos protagonistas, que en su vida diaria de problemas e inquietudes, se desenvuelven con calma, y nos hacen partícipes de los avances en sus investigaciones.  Investigadores que tienen claro que nada es lo que parece, y que demuestran una gran calidad humana.

Los que busquen persecuciones de cine, deberán abstenerse.  Entre estas páginas prima más la solvencia inteligente que los disparos a quemarropa.  Y aunque los crímenes se producen, como en cualquier otro lugar del mundo, éstos como que resultan más reconocibles en su injustificado daño.  Estamos ante un excelente escritor que ha fascinado a miles de lectores con sus historias policiales de la Galicia costera y lluviosa.  Ha creado un universo propio dónde la ciudad de Vigo y los escenarios que la circundan (por extraño que parezca) configuran la atmósfera perfecta para el desarrollo de una novela negra.  Y es en ese mundo cerrado dónde las conspiraciones y los crímenes surgen con ese halo de misterio que consigue atrapar la curiosidad del lector.   Sus personajes están perfectamente dibujados y son reconocibles para cualquier cómplice seguidor que terminará comulgando con sus extremos caracteres.  Así, si el inspector Leo Caldas es el típico antihéroe racional y templado, su ayudante Estévez, es el habitual aragonés resolutivo y terco que se mueve por impulsos.

Siempre se ha dicho que al escritor se le debe conocer por sus obras.  Y en este caso, con solo dos libros Villar ha llegado a ese nivel al que solo los buenos narradores pueden llegar, el del reconocimiento del público.  Con independencia de la crueldad que puedan tener sus crímenes, lo que engancha es esa forma de contar historias tan propia, en la que se mezclan en adecuadas dosis tensión, sarcasmo y misterio.  Atractivo es el inicio de cada uno de los capítulos, con una entrada del diccionario de la Real Academia de la Lengua, que nos va abriendo apetito.  Apetito que se sustenta en un trabajado recorrido gastronómico.  Porque estas son también novelas en las que se come y se bebe de lo mejor de la tierra, desde las sardinas con cachelos a las empanadas de vieiras.  Y el jazz es la música que suena de fondo…  Solo es cuestión de ponerse a leer y dejarse llevar.

Ojos de agua (Siruela, 2006), primero de los títulos de la serie, ha quedado recientemente finalista al acreditado premio que la Svenska Deckarakademin (academia de la novela negra sueca) concede a la mejor novela negra traducida en 2010.  Ya previamente se había hecho con el I Premio Sintagma, el Premio Brigada 21 y el Premio Frei Martín Sarmiento, y fue finalista en dos categorías de los Crime Thiller Awards del Reino Unido.
En una torre residencial junto a la playa, un joven saxofonista de ojos claros ha aparecido asesinado con una crueldad que apunta a un crimen pasional. Sin embargo, el músico muerto no mantiene una relación estable y la casa, limpia de huellas, no muestra más que partituras ordenadas en los estantes y saxofones colgados en las paredes.  Leo Caldas, un solitario y melancólico inspector de policía que compagina su trabajo en comisaría con un consultorio radiofónico, se hará cargo de una investigación que le llevará de la bruma del anochecer al humo de las tabernas y los clubes de jazz. A su lado está el ayudante Rafael Estévez, un aragonés demasiado impetuoso para una Galicia irónica y ambigua, e incluso demasiado impetuoso para el propio Leo, que busca entre sorbos de vino los fantasmas ocultos en los demás mientras intenta sobrevivir a los suyos. Gracias a la labor de este singular equipo la verdad termina por aflorar.


La playa de los ahogados (Siruela, 2009), segundo capítulo de la serie, no le va a la zaga en recolección de premios.  Así, si el pasado mes de julio quedaba entre las siete finalistas al prestigioso CWA International Dagger Prize 2011 (de la asociación anglosajona de escritores de novela negra) a la mejor obra internacional del año, ya antes se había hecho con los siguientes galardones: Premio Antón Losada Diéguez, Libro del año por la Federación de Libreros de Galicia, Autor del año por la revista Fervenzas literarias, Finalista al Premio Libro del Año del Gremio de Libreros de Madrid, Finalista al Premio Novelpol y Premio Brigada 21.  Casi nada.
Una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la orilla de una playa gallega. Si no tuviese las manos atadas, Justo Castelo sería otro de los hijos del mar que encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba. Sin testigos ni rastro de la embarcación del fallecido, el lacónico inspector Leo Caldas se sumerge en el ambiente marinero del pueblo, tratando de esclarecer el crimen entre hombres y mujeres que se resisten a desvelar sus sospechas y que, cuando se deciden a hablar, apuntan en una dirección demasiado insólita. Un asunto brumoso para Caldas, que atraviesa días difíciles: el único hermano de su padre está gravemente enfermo y su colaboración radiofónica en Onda Vigo se está volviendo insoportable. Tampoco facilita las cosas el carácter impulsivo de Rafael Estévez, su ayudante aragonés, que no acaba de adaptarse a la forma de ser del inspector.

El escritor gallego ya anda rematando su próximo libro, Cruces de piedra, con su inspector Leo Caldas embarcado ahora en la resolución de otro crimen por la ciudad de Vigo.  Pero para este título todavía nos va a tocar esperar un poco.

Publicado en Culturamas.

martes, 17 de enero de 2012

“Gottland”, de Mariusz Szczygiel .-

Gottland
Mariusz Szczygiel
Editorial Acantilado, 2011
Relatos, crónicas, historia.
272 páginas
20,00 €

Acabo de leer este libro y lo he hecho de un tirón.  Sus páginas se dejan pasar sin complicación, con la soltura de lo que está bien escrito, bien contado.  Sin embargo, me ha costado bastante más arrancar esta reseña, pues Gottland, ha resultado ser un libro de difícil catalogación.  Podríamos hablar tanto de una colección de cuentos crueles, como de una vibrante crónica periodística.  Podríamos decir que estamos ante una selección de reportajes testimoniales, como que leemos una serie de informes documentales que van del análisis histórico a la pura anécdota.  Digamos lo que digamos, el resultado es un libro realmente atractivo y singular, que sorprende en cada una de esas composiciones narrativas.

Su autor, que fue durante varios años periodista corresponsal en Praga, considera que Gottland es en sí mismo, un retrato de la República Checa.  Es un libro sobre los checos, una colección de historias que reflejan la identidad de un país, su cultura, el duro proceso histórico que les tocó vivir en el último siglo.  Así, el autor escribe acerca de la saga de Thomas Bata, sus orígenes y evolución hasta llegar a crear una de las mayores empresas de calzado del país.  También nos habla de Lída Baarová, la actriz checa que enamoró perdidamente a Goebbels.  Y de Otakar Svec, encargado de la edificación del monumento a Stalin más grande del mundo, que decidió suicidarse antes de la inauguración final.  Así como de la cantante Marta Kubisová, vetada por el régimen comunista y censurada durante veinte años en radio y televisión.  En definitiva, una dura colección de vidas reales que pueden llegar a evidenciar la de generaciones enteras.

Estamos ante una clara presentación de las consecuencias sociales que acaecen en un país bajo un gobierno autoritario, los resultados de la represión y el control exhaustivo de los medios.  Pero el autor no recurre a razonamientos políticos, ni hace denuncia, solo presenta los hechos.  Y lo hace de una manera descarnada y amarga por lo que de real puedan tener las imágenes que nos transfiere.  Documentos que evidencian de manera inteligente y contrastada, el poder ejercido sobre las personas, sobre todo las que eran conocidas públicamente.  Un curioso encuentro con la historia de un país, que resulta a veces irónico, otras triste y deprimente, pero en cada página apasionante.

Mariusz Szczygiel (Zlotoryja, Polonia, 1966) estudió periodismo y ciencias políticas en Varsovia.  Colabora en la Gazeta Wyborcza, uno de los mayores diarios europeos, aunque también ha hecho televisión.
Ha publicado varios libros de los que ahora nos llega Gottland, que fue publicado el año 2006 en Polonia, donde ya recibió varios premios.  Al año siguiente fue editado en Chequia, donde también fue muy reconocido, aunque inicialmente tuvo ciertos problemas con su distribución por denuncias del museo Gottland (hoy ya cerrado).  Pero fue en 2009, al traducirse al francés, cuando recibe su reconocimiento más internacional, el Premio del Libro Europeo que concede la Unión Europea al mejor libro del año.

Publicado en Culturamas.

miércoles, 11 de enero de 2012

“Rosa cándida”, de Auður Ava Ólafsdóttir .-


Rosa cándida
Auður Ava Ólafsdóttir
Editorial Alfaguara, 2011
Novela
280 páginas
18,50 €

Rosa cándida es una novela diferente, no solo por la sencillez con que está narrada la historia, sino también (y sobre todo) por lo sensible y delicada que resulta su lectura.  Estamos ante una sutil exhibición de momentos, de pequeños fragmentos que configuran el perfil de una vida, la de Arnljótur, el ingenuo protagonista que nos abrirá los ojos a la belleza que se esconde tras las pequeñas cosas, los aprendizajes inesperados y las ilusiones compartidas.  El título (que puede frenar un poco al principio) hace alusión al amor por las flores que la madre consigue transmitir a su hijo, en concreto por un tipo de rosa púrpura de ocho pétalos que cría en el invernadero de casa, y que va a ser la razón que mueva al personaje en su peculiar travesía de búsqueda personal.

Arnljótur es un joven, que tras la muerte de su madre, decide abandonar su casa y los largos fríos invernales del duro paisaje islandés, para trabajar lejos, en otro país, en la rosaleda de un monasterio mítico.  Deja atrás a un hermano gemelo autista y a un padre muy mayor bastante inepto.  Deja atrás su invernadero, sus recuerdos, la cercanía y tranquilidad de lo conocido.  Deja atrás la imagen de una madre protectora que hasta el mismo día de su accidente mortal tuvo fuerzas para darle unos últimos consejos.  Y también deja atrás a Flora, su pequeña hija de pocos meses, fruto de una efímera relación con Anna, una chica a la que amó una sola vez en el invernadero del jardín, allí donde su madre cultivaba la extraña variedad de rosa de ocho pétalos.  El joven inicia un viaje, que sin esperarlo, será donde realmente encuentre ese camino de iniciación, de descubrimientos, de búsqueda de sí mismo.

La autora refleja en el protagonista caracteres y actitudes que demuestran honradez, inocencia y sinceridad, una absoluta ausencia de maldad.  Ello le facultará para ir afrontando experiencias como la enfermedad, el trabajo o la paternidad de una manera totalmente complaciente, indemne.  Auður Ava Ólafsdóttir hace coincidir en un mismo papel al protagonista y al narrador, lo que permite al lector entrar en la limpia mente de un personaje, que en cada hecho descubre un aprendizaje y no un problema, que no entiende a las mujeres pero sabe que puede llegar a amarlas, que para ser feliz en esta vida no hace falta tener títulos sino hacer lo que realmente a uno le gusta.  Con un lenguaje sencillo desprovisto de palabras y composiciones complicadas, la escritora islandesa nos agarra el corazón en cada página, y nos evidencia que la belleza se guarda en frascos pequeños, como este libro.

Auður Ava Ólafsdóttir (Reykiavik, 1958) es autora de las novelas Tierra levantada (1998) y Lluvia de noviembre (2004), todavía no traducidas al castellano.  Con ésta última obtuvo el Premio de Literatura de la ciudad de Reykjavik, entre otros.  Rosa cándida, su tercera novela, recibió en 2008 el Premio Menningarverðlaun DV de literatura, el Premio Fjöruverðlaun especializado en literatura femenina, el Prix des Amis du Scribe 2011, el Premio Page des Libraires 2010 y el Premio de los Libreros de Quebec 2011 a la mejor novela extranjera, aparte de también ser finalista en otros tantos premios destacados.  Ha ocupado los primeros puestos de ventas en Islandia, Francia y Canadá, y está siendo traducida a varios idiomas.

Publicada en Culturamas.

sábado, 7 de enero de 2012

"Los nombres", de Don DeLillo.

Los nombres
Don DeLillo
Editorial Seix Barral, 2011
Novela
448 páginas
19,00 €

Publicada en 1982 en Estados Unidos, ahora se edita en nuestro país Los nombres, un thriller obsesivo, inquietante, emocionante y de marcados tintes políticos, donde el lenguaje se convierte en arma liberadora de los miedos que atenazan al individuo.  El autor nos muestra una vez más su evidente capacidad para reflejar el mundo inestable que nos rodea, invitando al lector a emprender una búsqueda de los diferentes significados del poder, y de las verdades básicas que sustentan el lenguaje.

James Axton trabaja como analista de riesgos para una multinacional norteamericana, y recorre el Mediterráneo y Oriente Medio redactando informes acerca de los conflictos políticos y económicos, que pueden afectar a las empresas americanas que desarrollan sus negocios por aquella zona.  Estamos a finales de la década de 1970: momentos de la Revolución islámica en Irán, los secuestros terroristas y el petróleo hostil. Aunque está separado de su esposa, sigue enamorado de ella y suele visitarla a menudo en Kouros, una isla del Egeo, donde vive con Tap, hijo de ambos.  Es durante una de sus visitas, cuando Axton tiene noticia del asesinato ritual de un incapacitado anciano.  Todo apunta a una extraña secta que aferrada a una especie de eugenesia, está obsesionada con el culto al lenguaje.  Todo se complica cuando descubre la conexión de ese suceso con otras muertes acaecidas en lugares diversos, y también en extrañas circunstancias relacionadas con el lenguaje.  Fascinado por esta violencia ritual, y escapando quizás de conflictos familiares, se obsesiona por encontrar una explicación a los actos de dicha secta.  Su búsqueda nos lleva hasta los límites del lenguaje y la cultura, en un rompecabezas cuya solución se encuentra en las palabras.

DeLillo nos muestra claramente ese trasfondo social que tiene la novela como instrumento de difusión de los problemas que atañen al individuo en su colectividad.  Sabe reconocer los hilos que mueven la ambición y los intereses que se esconden tras las políticas de ciertos países (norteamericanos).  El hecho de que el protagonista tenga una ocupación tan atroz y a la vez peregrina en el espacio, le permite moverse por el mundo como un observador implacable de la realidad, pero sin perder esa disposición a la sorpresa que supone cualquier nuevo descubrimiento.  Así, la emoción de bucear en la historia de las civilizaciones y sus misterios se nos hace patente a través de sus logradas investigaciones. 

Los nombres, como casi toda la obra de DeLillo, es brillante, inteligente, reveladora, de una escritura intensa plagada de frases y párrafos realmente destacables por su fuerza y significado.  La ironía se escapa en cada diálogo, haciendo que cada conversación sea una potente lucha dialéctica.  Para no alargarnos más, estamos ante una nueva demostración de la maestría literaria del maestro DeLillo, cada vez más irrepetible.

Don DeLillo (Nueva York, 1936) es autor de, entre otras, novelas como: Jugadores (1977; Seix Barral, 2004), Ruido de fondo (1985; Seix Barral, 2006), Libra (1988; Seix Barral, 2006), Mao II (1991; Seix Barral, 2008), o El hombre del salto (Seix Barral, 2007); de los ensayos En las ruinas del futuro (2002) y Contrapunto (2004; Seix Barral, 2005); de relatos publicados en diferentes revistas, y de varias obras teatrales. Ha recibido numerosos galardones en Estados Unidos y en el extranjero, incluidos el National Book Award, el PEN/Faulkner Award, el International Fiction Prize del Irish Times, el Premio Jerusalén a la totalidad de su obra literaria y la medalla Howells de la American Academy of Arts and Letters por su novela Submundo (1997; Seix Barral, 2009).  Es, sin lugar a dudas, uno de los escritores norteamericanos más relevantes de la actualidad.

Publicado en Culturamas.