jueves, 14 de junio de 2012

"La vida de las mujeres", de Alice Munro.-

Aunque la escritora canadiense Alice Munro se ha decantado hace ya tiempo por el cuento como su género predilecto, ese en el que se mueve con verdadera destreza, también ha tenido sus coqueteos con la novela. Fruto de ese esplendoroso juego nació hace ya tiempo su segundo libro La vida de las mujeres. Y aunque estamos hablando del año 1971, ha sido ahora cuando ha visto la luz en castellano. Nunca es tarde si el libro, a pesar de los años, ha mantenido intacto el mensaje que subyace entre sus páginas: combatir todos esos convencionalismos sociales que tienden a limitar la libertad del ser humano para elegir, para ser. Desde el punto de vista de una joven que está en pleno aprendizaje vital, la autora insufla el aliento suficiente como para enfrentar una lucha que puede afectarnos a todos, pero quizás más particularmente a las mujeres. Son ellas las que más esfuerzo tienen que hacer para romper esos cánones que con el tiempo se han ido implantando socialmente.

Del Jordan, narradora de esta novela, recuerda parte de su infancia y adolescencia en Jubilee, un pueblo rural de Canadá, en la década de los años cuarenta. Ella nos va contando su diario avatar en el ámbito familiar, con los amigos y con los vecinos del pueblo. Del es una chica inteligente y aguda observadora de lo que acontece a su alrededor. De todo ello sabe sacar provecho en su proceso de evolución y aprendizaje. Admira a esa madre diferente y tenaz que rompe con las creencias religiosas, que es capaz de dejar la granja para vender enciclopedias, y que en su peculiar afectación no para de dar consejos a su hija. Compadece la poquedad del padre, un criador de zorros que prefiere vivir de espaldas a la familia, y siempre enfrascado en su mundo rural y campestre. Huye de las tías solteronas que no paran de criticar cualquier actitud renovadora y personal. Duda ante el fanatismo religioso del padre de una amiga, o ante el de su propia abuela que en un acto delirante gastó una fortuna comprando biblias. A Del se le irá revelando poco a poco la desilusión que supone seguir comulgando con esos valores que solo conducen a la mentira y la mediocridad. El descubrimiento de su vocación literaria, se convertirá en un camino más satisfactorio a nivel personal pero igualmente arriesgado. También están sus muy personales vivencias: el primer encuentro sexual, el amor adolescente tan mitificado, la entrada en la madurez.

Novela que en palabras de la propia autora, es autobiográfica en la forma, que no en los contenidos. Retrata un mundo que cabe en un pequeño pueblo, pero proyecta trascendencias realmente universales. Indispensable por su lenguaje minucioso y sugerente, de gran belleza y exquisita elegancia, Munro tiene una manera muy particular de volcarse en la narración de las circunstancias más cotidianas. Con tono intimista nos presenta unos personajes profundamente humanos, cargados de esperanza, pero también de desazón, que sienten y padecen, que podrían pasar por ser nuestros propios vecinos.

Historia que busca en la sencillez de las vidas corrientes, ese halo excepcional que distingue a las personas, que las lleva a pronunciarse contra las costumbres, o las sume en el pozo de la mezquindad. Este es uno de esos libros hermosos e intensos, que rebosan sabiduría, que  buscan de una lectura reposada y profunda para llegar a disfrutar de la pasión por vivir. Munro es para el buen lector, simplemente imprescindible.

Alice Munro nació en 1931 en Wingham (Ontario), en el seno de una familia de granjeros y estudió en la Universidad de Western Ontario. Es autora de once colecciones de relatos, dos antologías y dos novelas. A lo largo de su destacada trayectoria ha recibido numerosos galardones, entre los que destacan los canadienses Governor General’s Award y Giller Prize, y los estadounidenses National Book Critics Circle Award y Lannan Literary Award, así como el prestigioso Man Booker International Prize, que le fue otorgado en 2009 por «la gran contribución de su obra al panorama literario mundial». Sus cuentos han aparecido en revistas como The New Yorker, Atlantic Monthly o The Paris Review. Los últimos años se ha convertido en una de las candidatas favoritas al Premio Nobel y al Príncipe de Asturias de las Letras.

Publicada en

"Últimas pasiones del caballero Almafiera", de Juan Eslava Galán.-

Portada del libroLa guerra, el honor y la venganza son las claves de una novela centrada en la famosa batalla de las Navas de Tolosa, que enfrentó a moros y cristianos en los albores de tierras andaluzas allá por el año 1212. Con agudeza y fidelidad histórica, Eslava Galán nos presenta los acontecimientos previos, los planes de ataque y el desarrollo final de una contienda que fue decisiva en el avance de la Reconquista, justo cuando los cinco reinos cristianos de la península, capitaneados por Alfonso VIII de Castilla, finalmente decidieron unir sus fuerzas para luchar contra el dominio musulmán. En el marco de este escenario bélico, una historia de amor adúltero, viene a servirnos de hilo conductor de un relato preciosamente ambientado, y donde el humor llega a convertirse en componente indispensable.

Últimas pasiones del caballero Almafiera es sobre todo una historia de caballeros y damas, en la que se narra como don Gualberto de Marignane (Almafiera), caballero menesteroso de oscuro pasado, regresa de las cruzadas para reclamar el feudo que le ha sido confiscado. Entra en España por los Pirineos, camino de Zaragoza, donde de forma totalmente azarosa termina enrolándose en la tropa que marcha a la cruzada contra el avance de los musulmanes por tierras de Castilla. Ahí arranca el periplo aventurero de Almafiera, quien conocerá en Aragón a doña Eliabel, una dama casada con su mayor enemigo, de la que terminará perdidamente enamorado. Embarcados en la expedición contra los moros, Almafiera y doña Eliabel vivirán una apasionada y clandestina historia de amor plagada de sensualidad y riesgo. Al mismo tiempo que arzobispos, señores y mesnadas avanzan por tierras castellanas hacia la gran batalla en las Navas de Tolosa, se desarrolla la historia de aquel temerario triángulo amoroso.

Conducidos por la voz de un juglar de la época, con su lenguaje antiguo y sus sibilinos toques de ingenio, entre las páginas de esta épica novela de aventuras, nos vamos a encontrar todo tipo de personajes, desde reyes a trovadores, pasando por caballeros, monjas, guerreros, chusma, arzobispos, damas, mesoneros, reinas. Con sabia maestría, el autor (reconocido medievalista) nos hace un recorrido por pueblos, ciudades, costumbres, fiestas, comidas, juegos, torneos, vestuarios. Un rotundo retrato de la Edad Media en el que no podremos más que dejarnos llevar por el caudal literario e imaginativo de uno de nuestros mejores escritores.

Estamos ante un claro ejemplo de cómo la Historia puede convertirse en una entretenido libro de aventuras en el que se combinan los hechos contrastados con las emociones más intensas, y la novela de caballerías con la erótica medieval. Va siendo hora de disfrutar de la lectura.

El autorJuan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) es doctor en Letras. Entre sus libros destacan las novelas En busca del Unicornio (Premio Planeta 1987), El comedido hidalgo (Premio Ateneo de Sevilla 1991), Señorita (Premio Fernando Lara 1998), La mula (2003) y Rey Lobo (2009). Es autor, entre muchos otros, de los ensayos Historia de España contada para escépticos (2005), El catolicismo explicado a las ovejas (2009), De la alpargata al seiscientos (2010) y La década que nos dejó sin aliento (2011).


Reseña publicada en la revista


Claraboya, el libro perdido de José Saramago

Portada de ClaraboyaEste libro arrastra una historia de silencio que, previamente a cualquier análisis crítico, es necesario contar. Aunque no se ha publicado en nuestro país hasta ahora, Claraboya nació como novela en 1953. Ese fue el año en que José Saramago escribió esta historia coral, y entregó su manuscrito a una editorial portuguesa, que ignorando el ansia de aquel joven escritor casi novel, lo archivó sin darle respuesta alguna. Dicho manuscrito quedó perdido en algún oculto armario, hasta que casi cuarenta años después, en una reorganización de estanterías salió de nuevo a la luz. Pero su autor ya no estaba interesado en publicar dicho libro, al menos mientras viviese. Aquel oficinista de principios de los cincuenta que buscaba hacerse una carrera como escritor arañando horas a la noche, ya había publicado Tierra de pecado, una obra que paso más bien inadvertida. Y en Claraboya volcaba ilusiones que quedaron baldías en el tiempo.

Claraboya narra la historia de un edificio lisboeta donde seis familias humildes cargan con sus rutinarias vidas. El lector, que curioso mira a través de la ventana que es este libro, se involucra en el cotidiano devenir de unos personajes marcados por la desesperanza. En aquellos momentos de dictadura férrea de mitad de siglo, las desilusiones personales hacen que la vida familiar más que un remanso de armonía, se convierta en un oscuro abismo de frustración. El autor nos enfrenta al mundo de las apariencias inventadas, de los malos tratos, de la sexualidad prohibida, de las conversaciones vecinales y las más filosóficas, de las penurias y las utopías sin sentido. Nos conduce discreta y pausadamente al interior de cada vivienda para que seamos privilegiados espectadores de los conflictos, las ansias y los sentimientos de cada uno de sus  inquilinos.

La vida acostumbrada y habitual se inicia tras cada puerta: el zapatero Silvestre comienza su jornada en el taller mientras Mariana arregla la casa; Adriana sale para el trabajo mientras su hermana inicia la labor de costura junto a su tía y su madre; Justina, siempre de luto y siempre discutiendo con un cruel marido; el matrimonio de Carmen y Emilio que no pasa por sus mejores momentos, agravados por la morriña continua de la gallega; Anselmo y Rosalía, que viven por y para su hija, incluso por encima de sus posibilidades; y Lidia, la bella y seductora mantenida que deja pasar el tiempo. En este escenario del que podría ser un barrio cualquiera, irrumpe un nuevo y decisivo personaje: Abel, el inquilino que ocupará la habitación vacía de la casa del zapatero, un joven de espíritu libre e inconformista, pesimista seguidor de Shakespeare, que pone en duda cada uno de las enseñanzas que saca de los muchos libros que le acompañan.

Aunque escrita con una prosa más convencional, en esta novela de juventud, Saramago ya deja entrever la esencia que definiría finalmente su obra: la economía narrativa para dibujar personajes, el vocabulario profuso y variado, la reflexión continua, la ironía bien medida, sin llegar al sarcasmo. En esta línea, los protagonistas quedan perfectamente dibujados dentro de una trama de ritmo firme y absorbente. Las mujeres, por su parte, demuestran un marcado carácter que se contrapone al hombre más reflexivo y solitario. En definitiva, estamos ante un duro retrato de esa sociedad cenicienta y gris, plagada de ahogos y escasez, que acompañó la dictadura de Salazar.

José SaramagoSi normalmente los escritores se desdoblan en todos sus personajes, aquí Saramago podría identificarse con Abel, de joven, y Silvestre, de mayor. Claraboya representa esa literatura sobresaliente de personajes universales, que se mueve entre el reflejo crítico más duro y la feliz emotividad que producen las pequeñas cosas.
No más desprecio, no más indiferencia. Ahora era odio lo que sentía. Odiaba al marido y se odiaba a sí misma. Recordaba que se había entregado con la misma furia con que él la poseía. Dio unos pasos indecisos en la cocina, como si estuviera en un laberinto. Por todas partes, puertas cerradas y caminos sin salida.”
“Pero no quería atarse porque, entonces, sería confesar la inutilidad en la que vivía. ¿Qué había ganado haciendo un rodeo tan largo para, al final, llegar al camino que seguían otros y que absolutamente no deseaba?”

José Saramago (Azinhaga, 1922-Tías, Lanzarote, 2010) es uno de los escritores portugueses más conocidos y apreciados en el mundo entero. En España, a partir de la primera publicación de El año de la muerte de Ricardo Reis, en 1985, su trabajo literario recibió la mejor acogida de los lectores y de la crítica. Otros títulos importantes son Memorial del convento, La balsa de piedra, El Evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres, La caverna, o Caín. También cultivó la poesía, el relato breve y el cuento infantil. Mención aparte merecen sus libros autobiográficos Las pequeñas memorias, o El Cuaderno. Además del Premio Nobel de Literatura 1998, Saramago fue distinguido por su labor literaria con numerosos galardones y doctorados honoris causa. La Academia Sueca destacó sobre todo su capacidad para «volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía».

Reseña publicada en la revista