sábado, 12 de febrero de 2011

"Primos" en un cine solitario .-

El otro día estuve en el cine.  En una de esas sesiones matutinas a las que no acude casi nadie, pero que se siguen dando en algunos centros comerciales.  Me gusta ir a estas horas pues el cine se convierte en el salón de mi casa:  escojo el mejor sitio del sofá y no tengo que aguantar las voces del vecino cuando habla por teléfono.  Solo me faltaría el control del mando a distancia, pero casi lo obvio porque cuando se apagan las luces, me meto de lleno en la pantalla.

Pues bien, el otro día tuve la suerte de acertar con la película: “Primos” de Daniel Sánchez Arévalo.  Amaneció un día gris, de esos que tu cabeza no para de pensar y buscar porqués.  De esos que hasta el desayuno te sienta mal.  Así que decidí tirarme a la calle (que es donde más se aprende) y buscar un lugar dónde apartar mis oscuros devaneos mentales.  Y andando, andando, llegué hasta la entrada del cine.  No lo dudé.  Había leído que el director quería cambiar de registro y hacer una comedia.  Ya me había reído bastante con “Gordos” aunque la película no dejaba de ser desasosegante y triste en la resolución de sus historias paralelas.  Pues eso, que no me lo pensé y me metí a ver “Primos”.

El arranque de la peli me dejó un poco sorprendido pues no esperaba un monólogo tan intenso, patético, triste, divertido, todo a la vez.  Pero cuando los personajes principales empiezan a perfilarse y te adaptas a sus planteamientos, a sus ideas, ya todo es un fluir continuo hacia la sonrisa, la melancolía, la carcajada, la fiesta, la sorpresa, la excentricidad...  Pero todo mezclado con medidas justas y dosificado en el momento oportuno.  No puedes evitar sentir simpatía por unos personajes que van del drama a la caricatura pasando por el simple gamberrismo.  Seguro que a más de uno le ha pasado esto alguna vez: viernes de juerga con los colegas, altas horas de la madrugada, con más alcohol que sangre, alguien propone ir a la playa, coger el coche y salir pitando hacia el mar.  Pues estos primos empiezan de manera parecida, pero a la búsqueda de aquel amor primero que sirva de revulsivo radical al problema de uno de ellos.  Y como antes decía, llega un momento, en que ya no puedes parar de reír.  Incluso cuando la situación es tensa, la sonrisa ya no se te desdibuja.

Total que acabó la película en un suspiro, y...  Estaba contento, sonriente.  Me había olvidado de las nubes grises y tenía hambre.  Genial, objetivo conseguido.

Bueno, no me enrollo más.  Solo añadir lo que ya antes creo haber transmitido, que la película me encantó, y los interpretes y sus personajes más todavía.  El papel del primo borracho es un mundo aparte, fantástico.  Y ella es verdaderamente ideal, como un buen bollo de canela con el café.  Aunque la verdad es que todos están bien.  Y el guión, mejor.  Daniel, lo próximo otra comedia por favor.

2 comentarios:

  1. Me llego la comedia a tiempo. Cuando ya no queria mas drama, pude carcajearme a gusto. Quiza yo también le pediría otra comedia a continuación.

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  2. Si es que la risa es el mejor unguento para la cabeza, y sobre todo si además es inteligente.

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