jueves, 10 de febrero de 2011

Para alguien que ya se fue .-


Cuando se percató de que era un fantasma, no se asustó como hubiera sido lo más lógico, sino que se aferró a la realidad de las sábanas que apretaba contra su pecho.  Pensó que de esa manera podría sentirlo aún más cercano.

Apoyado en el marco de la puerta, no se movía, solo la miraba.  Parecía como si esperase una señal, un leve gesto que le hiciese reaccionar.  Pero ella fue mucho más explícita:  apartó las sábanas y se hizo a un lado de la cama.  En un solo parpadeo, ya estaba a su lado, acariciando sus mejillas, sus ojos ahora llorosos, sus labios cada vez más cálidos.  Pero entonces... No se había ido.  Todo había sido un engaño, una burla amarga.  Pero...  Si solo hacía dos días que le había  despedido frío, como ahora era tan palpable, tan ardiente.  Pero...  Es que...  Ahí estaban sus manos, desnudándola del camisón viejo y despertándola con caricias nuevas.

No había tenido tiempo de olvidar su cuerpo, cuando ya estaba de nuevo bebiéndolo, aspirando su olor de tierra mojada, de árbol centenario.  Se dejó llevar.  Si él apretaba sus pechos, ella mordía los suyos.  Si él le lamía las orejas, entonces ella le absorbía el cuello.  Si él la abrazaba tenso, ella le agarraba del pelo para perderse en sus ojos.

No intercambiaron ni una sola palabra, no era necesario.  Estuvieron toda el tiempo pegados.  Aunque él terminó sucumbiendo al sueño y al cansancio, ella se negaba esos impulsos, prefería seguir disfrutando de ese cogote que siempre la había excitado, aquella terminación del cuello tan perfecta, esos remolinos de pelo que eran indomables.  Le miraba y no tenía la sensación de que fuese un fantasma, pero lo era, tenía que serlo...

Cuando sonó el despertador, solo pudo que darle un manotazo.  Entonces se apercibió de su desnudez , y de ese agotamiento tan profundo que da el sueño no conseguido.  Estaba todavía excitado.  En un arrebato de lucidez corrió hacia el escritorio, cogió el cuaderno en el que ella lo anotaba todo y comenzó a escribir:  “Esta noche he soñado con Bea.  Cuando me fui a la cama, ella me estaba esperando.  Hemos pasado la noche juntos... Sus manos...  Sus besos...  Su pelo...  Solo hace unos días que se fue para siempre, y hoy ha vuelto, como un fantasma.  Necesito apuntarlo todo para estar seguro, porque es cierto, sí ahora estoy seguro, he estado haciendo el amor con sus recuerdos.  Y eran tan reales, que no quiero olvidarlos.”

4 comentarios:

  1. Me reconozco un poco en esta historia. Es muy bonita. Sigue escribiendo porque lo haces estupendamente y tienes talento. Te deseo todo los mejor con este blog y con todo lo que hagas. Espero que tus sueños se hagan realidas muy pronto. Con todo mi amor. La Pepa.

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  2. Gracias Pepa. Tus palabras animan a cualquiera. Espero seguir escribiendo historias que, si acaso no te gusten tanto como esta, al menos te entretengan. Desde blog con amor.

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  3. Me ha ocurrido como a Pepa. Has descrito algo indescriptible para la mayoría, enhorabuena Benito,
    un beso
    Ascen

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  4. Ascen sólo espero que sigas entrando y leyendo lo que escribo. Eso será señal de que disfrutas con lo que lees.
    Un beso.

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